Wednesday, June 13, 2007

El puente

Necesitaba urgentemente salir de allí. En cuestión de minutos toda la policía de la ciudad-estado de Berlín estaría transmitiendo ordenes de búsqueda y captura o recibiéndolas, transmitiendose el mensaje mediante una red nodular en la que todos los puntos están informados de su misión.
Y mientras esto sucedía contaba una y otra vez desde uno hasta sesenta y volvía a comenzar sentado en un vagón del tren ligero que me llegaba al aeropuerto. Cada vez que llegaba a sesenta, arrancaba el papel de color de un caramelo masticable que transportaba en una bolsa de plástico. Quedaban menos de 20, pero estaba seguro de que si lograba llegar al aeropuerto antes de terminar la bolsa estaría salvado.
Era consciente de la eficiencia de la polícia Berlinesa, pero también de la distancia existente entre la embajada espanyola, casi pérdida en medio del bosque de las fieras que marca como gigantesco punto verde el centro de Berlín, dejando a un lado el este y al otro el oeste. Por supuesto exístian sistemas automáticos, teléfonos y por supuesto teléfonos móviles propiedad de los trabajadores de la embajada, cuyo número desconocido. Solo sabía que al menos el mismo número de ellos que de caramelos que ya había degustado con la boca seca y la frente sudorosa, habían sellado sus últimos documentos. Y el último de todos ellos que se había firmado allí, un certificado de residencia en Berlín a su nombre. Todos podrían encontrarle, todos, bastaba solo un visionado rápido de los videos de vigilancia, o preguntar por la descripcion a alguno de los pocos que había salido a tomar el cafe junto antes del acontecimiento.
Una persona vestida con aspecto deportivo se le acerca con gesto inquisitivo y le aparta de sus cavilaciones. Quiere algo, su DNI? Se lo muestra, dispuesto a entregarse, a darse a la justicia, pero el tipo de gesto grunyon lo aparta y le increpa en un alemán que de pronto vuelve a ser inteligible. Solo era el billete, que ensenya aliviado. Quedan 3 estaciones, pero, cuantas caramelos debería haber tomado. Ha perdido la cuenta, comienza a tener dolor de estómago y abandona la bolsa. Con la mente despejada de la tarea del computo cíclico, puede comenzar a recordar los acontecimientos ocurridos mientras esperaba en la cola de la pequenya oficina de la embajada. Cuanto tiempo hacía que no veía a Juan? Es más, lo conocía realmente?
Juan se le presentó en la cola con un abrazo y un comentario sobre lo sorprendente del calor en Alemania para ser junio. Entonces le recordó aquella manifestación de junio, hace 5 anyos, en una ciudad espanyola donde el PP festejaba su enésima mayoría absoluta. Incluso en Espanya en aquella época no hacía tanto calor como hacía unas horas en el interior de la diminuta estancia donde Juan y el hacían cola.
- Pero cómo sudamos aquel día, eh colega?
- No puedes comparar, todos estábamos nerviosos....
- Si bueno, algunos mas que otros, tu parecías estar relativamente calmado.
- Bueno, no era la primera vez que hacía algo así, y además yo era uno de los que había planificado todo. Los planes alivian a mantener la sangre fría.
- Pero no jodas que estaba todo planeado!!!!
La cara le cambió subió el tono y las dos personas que esperaban delante suya, se giraron con cara extranyada. Desde detrás del mostrador acristalado se escuchó un sisido que reclamaba silencio.
- Claro que estaba planeado, se que tu siempre has rechazado ese tipo de acciones, pero se ha demostrado que con el tiempo es nuestra única via de enfrentarnos a nuestros enemigos y que se nos tenga en cuenta....
- Yo nunca he utlizado esos términos bélicos para expresar nuestro derecho social al rechazo y a la desobediencia civil. Nunca pensase que fueses de esos...
- Esos somos todos. Siempre te tuvimos por un iluso, un sonyador, un inconsciente que pensaba que sus ideas podrían servir de algo, que creía en poder mostrar la verdad a los demas haciendo uso tan solo de las palabras y la razón. Todos eramos esos. Tu eras el otro. Supongo que aún a tantos kilómetros de distancia, seguirás viéndolo todo igual. Y por desgracia todo sigue igual, pero no como tu lo ves. Por eso estoy hoy aquí.
- Has venido a encontrarte conmigo?
- No te hagas ilusiones. Hay delante tuya ocho gilipollas al menos con los que me querría encontrar frente a frente. Pero se que no puedo hacerlo.
- Que cojones quieres decir???
- No pude subir al autobús hacia Rostock.
- Que querias hacer tu en Rostock?
- Que se puede o que no se puede hacer hoy en día en Rostock. Nosotros queríamos hacer algo grande allí, pero no pudimos. Demasiado dinero invertido, demasiados planes. Por supuesto siempre hay un plan B, y aquí nos encontramos.
Una voz de ciencia ficción anunció la llegada al aeropuerto. Salió con paso apresurado sin dejarlo libre de llevarle a correr. Serpentando, caminaba entre arrastradores de maletas y portadores de mochilas. En los televisores comenzaba a verse una nube de humo entre árboles, y voces en aleman parecían alarmadas. Casi todos dejaban su equipaje un momento para mirar a los monitores. El no, siguó rápido en su slalom hasta la zona de embarque.
Fue incapaz de mirar a los policías a los ojos. Durante los diez minutos empleados de pasar a la zona de peligro a la zona libre, separadas por policias, guarfas de seguridad y detectores de metales, durante cada uno de esos 600 segundos penso que alguien le iba a agarrar del brazo, y pedirle que le acompanyase. pero nadie lo hizo.
- Tengo que hacerlo, sabes. Es la unica salida. Si no lo hacemos nosotros, nunca nos tomarán en serio. Tenía que venir solo para no despertar sospechas, aunque claro la dificultad aumenta. Que suerte haberte encontrado.
- Per que quieres hacer?
- Ah, te toca pasar, ahora lo verás.
La pareja hispano-germana que trataba de arreglar gestiones sobre su pensión salían del diminuto cuchitril de seguridad. Solo el y Juan, quedaban en la sala. Quiso mirar el reloj, pero se dio cuenta que habia olvidado el telefono movil en casa. Y sin embargo, si que habia traido la bolsa de caramelos, que típico.
- Venga, pasa ya, que ya hablaremos luego.
Tenía razón, no tenía mucho En 2 horas salía su avión rumbo a casa, a la playa, a la comida casera de su madre y sus merecidas vacaciones. Cuanto se alegraba de haber aceptado ese billete sorpresa.
- Hola he venido a por un certificado...
Oyó que alguien sacaba algo metálico detras suyo. Pero como? Con lo jodida que era la puerta de los cojones para que nadie metiese ni un puto boli de cromo... Giró a ver que conyo hacia el radical de Juan, siempre igual desde que iban juntos a los conciertos. Pero ya no estaba.
A su derecha oyó un disparo, vidrio romperse, y un funcionario caer abatido. El que estaba frente a el habia dejado su certificado y trataba de agarrar un telefóno. Otró disparo y un sello estatal caía sin fuerza sobre su documento.
- Pero que cojones haces?
- Callate, es el momento de que puedas ser util de verdad. O prefieres dejar este mundo sin haber hecho nada por lo que te recuerden?
No le quedó mas remedio que ayudar a Juan a conectar todos los dispositivos, que desconectaban todos los aparatos electricos y aparatos de comunicación en 2 kilometros a la redonda. Se agacho a juntar el ultimo par de cables. Recordó sus prácticas de electrónica en la universidad. Y en eses momento oyó tres disparos más.
Tres gritos, tres cuerpos caidos.
-Tenemos que salir ya- oyó como entre suenyos.
La puerta electrica habia dejada de ser un obstaculo para su salida. Salieron aparentemente de forma normal, pero sobre su rostro serio caia el sudor como aquel día en Valencia. Solo que esta vez Juan no reia. 5 minutos de paseo hacia el interior del bosque, y el silenció se rompió.
- Vente a Copenague, tenemos amigos allí.
- No, me espera un avión.
Y cuando un grupo de 5 mujeres enmallados se les cruzó corriendo el comenzo a hacerlo en la otra dirección. Oyó como le llamaban como un grito lejano, tapado por los pajaros que cantaban en el bosque. Cruzó el rio sobre el puente que atravesaba en zig - zag el parque, y que volvia a juntarse con su yo desdoblado en otros lugares. Y de pronto la explosión.
Una vez mas urgente que el recuerdo, le devolvió al aeropuerto. Ultima llamada para el pasajero.....
Sacó su tarjeta y la entregó, Subió al puente de embarque. Ya no podían alcanzarle los policías iba a cruzar el rio de nervios en ese puente que se sustenta en el aire. Pero no podía evitar mirar hacía abajo, hacia el rio que se alejaba. Se miró las manos todavia mojadas. No sabía cuanto tardaría en volver a encontrarse con el agua, y por ese ni este ni ningun puente le parecían seguros. Lo único que tenía claro, es que debía seguir sobre el.

Tuesday, February 27, 2007

Vacío

Mi otro universo esta vacío!! Hoy lo he visto, en un suenyo. El tipo barbudo de las gafas trataba de escribir en la cocina, aun con olor a fritanga de rollo de primavera. El muy palurdo trataba de buscar su vida en unas lineas arrojadas al aire, a la espera de que alguien las encontrase y las leyes. Y no encontraba nada, nada. Parece que su mente esta vacía. Decía, que el universo perpendicular estaba en blanco, más aun que su fondo, que sus dolores de cabeza eran la causa, y no su inexcusable vagancia. Pretendia tener ideas, y se escusaba en su permanente cansancio para no ser capaz de escribir nada diferente de su propia vida en meses. Y pensaba, que podía ser creativo. Pero al mirar al espejo no veia a sus otros yos. Y al mirar el reflejo de su blog, solo le respondía una nieve cuajada para siempre.
Y antes de maldecir de nuevo, el patetico se iba a dormir, su mente envuelta en delirios, pidiendo perdón a sus imaginarios lectores.

Sunday, November 19, 2006

Apinado

Anoche en la fiesta de los mejicanos no debia haber bebido tanto. Ahora tengo dolores por todo el cuerpo, un diente partido, una chaqueta desaparecida, dolores en el estomago y en la cabeza y una imagen de una chica clavada con una chincheta en el corazón.
Maldigo a los escoceses por inventar el guisqui y a los mexicanos por invitarme a la fiesta. Aunque nadie sera tantas veces maldito como yo, que volvia casa como contaba en las primeras lineas pero ademas mal follado. Y digo mal porque me calificaron de mal follador, y eso me duele mas que la cabeza, que el estomago y que la carne tras el hueco donde antes de ayer se encontraba aun mi diente. Aquella chica, maldita tambien, a la que despues de sacarle los restos de vomito de la boca se la limpie con una transfusion de mi boca. Para asegurarme de que ningun otro pedazo de alimento regurcitado de sus entranyas se encontrase ente sus ropas tuve que quitarle todas ellas. Y despues de quitarle el sujetador y darme cuenta de que no llevaba braguitas ni tanga, ni ningun otro artículo de lencería, me puse tan cachondo que me baje yo tambien mis pantalones urgido por un miembro que ya se erguia paralelo al suelo. Y con ella sentada pseudoinconsciente sobre la banyarme, comenzar a entrar y salir en ella, tratando de transmitirle toda mi excitacion y desenfreno. Los golpes de mi mano contra el borde de la banyera apenas se oian entre los golpes de los borrachos que, a veces en espanyol, sometimes in englisch und manchmal auf deutsch reclamaban entrar a vertir sus fluidos usados en el diminuto y oscuro cuartito. Tuve que apresurarme en mi afan, y finalmente logre en parte mi objetivo extrayendo un par de gemidos muy leves de la ruba de las mechas hacia el lado y los ojos cerrados. La ayude a vestirse de nuevo llevado por las prisas mientras que con la otra mano acababa de apartar de mi miembro los restos de semen y lanzaba el trozo de papel y lo lanzaba en alguna esquina del cuarto de ducha.
Sali coriendo dejando a Jana tras de mi (le puse el nombre de la actriz que anuncia el gel al que miraban mis ojos mientras la penetraba). No volvi a verla pues aunque ella comenzaba a alzarse y a recuperar la conciencia tras de mi, no me gire para ver su expresión. Su voz sin embargo se clavo en mi espalda como un dardo enamorado: "nunca antes me habian follado tan mal".
Y esa voz siguio resonando en mi cabeza mientras bajaba las escaleras, mientras abria la puerta de madera verde necesitada de una mano extra de pintura, tras cerrarse las puertas del metro y seguia buscandome, metiendose entre mis sabanos junto con mi aliento a alcohol y mi respiracion dificultosa.
Y ahora mientras camino por el mercadillo, ya lo he olvidado todo. Me paro en un puesto que controla un tipo con cara de indio cansado del mundo y del exceso de drogas consumidas en 3 o 4 continentes distintos. Buscando entre discos de rock escandinavo encuentro una versión inédita del concierto de Turbonegro en Atenas, aquel en el que el marinero saluda al publico mostrandoles el tatujaje de Popeye en su poya apoyada sobre una griega con pircings y sin pelo.
Mi mano izquierda busca mi pin de turbonegro sobre mi pecho derecho, sobre la camiseta negra cuyo dibujo ya nadie puede reconocer. Pero mi puto pin de Turbonegro no esta en su puto lugar.
Mi dolor de cabeza se convierte en un grito de dolor prolongado que se exterioriza en una patada al perro de un punki que vende vino caliente a mi lado. Un popero de Alicante me llama maltratador y estoy a punto de darme de hostias con los dos a la vez. Al final me separan y perdono sus caras intactas solamente porque necesito otro puto pin de turbonegro. Como cojones puede andar por la calle sin el puto pin de Turbonegro el Hijodeputa maximo, presidente de la sección de Turbonegro de Mislata?
Cagandome en Dios en todas sus versiones, personas, nombres e imagenes recorro el puto mercadillo buscando los puestos de pins y empujando a modernos impuestos, esclavos de las modas y okupas de la calle. Al final encuentro al chino sin dientes pero con cresta verde que vende los pins. El asiatico cabron me dice que la jodida seccion de pins de rock escandinavo la vende solo Jans, un abuelo melenudo de pelo blanco que era locutor de un programa de radio sobre jazz en la Alemania del Este hasta que llego la televisión y descubrio que todas aquellas personas que hacian esa música que a el le gustan eran de la misma raza que casi todas las que viven en el continente que queda al sur del mediterraneo. Desde entonces se dedica a vender merchandising de musicos de estilos de musica de mayoria blanca, medio loco y alcoholizado, viajando de mercadillo en mercadillo en la ciudad que decide un viejo atlas escolar en el que la mitad de los paises ya no existen. Despues de una puta discusión acalorada con el chino mellado, consigo la direccion del viejo, alojado en una pension de mala muerte del barrio gay.
Mecagoenlaputamadre en el autobus de camino, porque las baterias de mi reproductor se acaban y no puedo seguir escuchando musica. La mala hostia es lo unico que me diferencia de un robot resacoso y con un diente menos. Llego a la puerta del motel y la abro de una patada. El turco que trabaja en la recepcion debe cobrar tan poco que se la suda si estropeo la puerta o la convierto en mil anyicos de madera mojada, y sube el volumen del televisor que ve.
Me da igual si pierdo todos mis otros dientes, yo solamente quiero mi pin, quedan menos de 30 euros para mi concierto numero 32 de Turbonegro, y esa era el número de Magic Johnson. No puedo perderme el showtime, o peor aun asisitir a el sin mi pin preferido.
Mi estomago revuelto me tira de un cordón y me lleva a un pasillo que gira a la derecha, Entro y tras 3 puertas me paro. Huele a sudor, a alcohol macerado y a algo mas que me resulta tan familiar como apestoso, y que no logro identificar. Frente a mi una puerta entreabierta. De la habitacion surgen gemidos y ruido de muelles. Veo la maleta antigua llena de pegatinas de Lynird Skynird y otras bandas de rock surenyo. Mi dolor de estomago se acentua hasta hacerse insoportable, pero al mismo tiempo la idea de recuperar mi pin calma mi repertorio de maldiciones. Avanzo unos pasos mas y de pronto me paro. Tambien mi dolor de cabeza, de barriga, y todos los sistemas internos de mi cuerpo. Frente a mi en el suelo, una camiseta y un pantalon que no hace mucho tiempo veia. Y a su lad0 un sujetador negro, con restos de vomito por encima, Y justo encima del lugar donde deberia encontrarse el pezon izquierdo de su propietaria, mi puto pin de Turbonegro.

Wednesday, November 08, 2006

Miradas especulares

El dia de hoy, me cruce con mis otros yos. No hubo perturbaciones espacio-temporales, no cambio mi aspecto ni mi mundo. Solamente los vi, a todos ellos, cada uno en un lugar de esta ciudad por la que transito. Cada uno de ellos tenian mi misma voz, los mismos ojos, y aunque, mas gordos o delgados, todos poseian la misma estatura. Con cada uno de ellos crucé la mirada exactamente 7 segundos, uno por cada dia de la semana. Y a cada momento después de este encuentro, tenía la certeza de que iba a relatarlo en mi blog. Deberia haberlo hecho en el confidencial de mi antiguo barrio, pero una fuerza extranatural me forzó a abrir este nuevo de título tan obvio. Y solo escribiré esta semana. Dentro de 7 segundos, de 7 minutos, de 7 horas o quizas de 7 dias, alguna de esas personas con las que me crucé hoy escribirán.